Nos estamos comunicando continuamente, tanto de forma interna como de forma externa. Por ello me parece muy interesante dedicar un espacio a reflexionar sobre el poder que tienen las palabras que utilizamos. Te invito durante algunos momentos a que te dediques a observar la forma y la manera en la que te comunicas tanto contigo mismo, como con los demás. Párate un momento, colócate desde el punto de vista del observador y escucha tú diálogo interno, ese es el primer paso.
Podría ocurrir que empieces a ser consciente de cuanto poder tienen las palabras que utilizas en tu comunicación, y como se relacionan con tus pensamientos, tus emociones e influyen incluso en la forma y manera en la ves y en la que creas tu realidad.


Las palabras, no son más que símbolos que nos llevan a crear conceptos en nuestra mente y que cuando recurrimos a ellas, creamos una imagen mental de aquello que el símbolo, es decir, la palabra nos está trasmitiendo. Vamos a clarificar estas ideas, a través de algún ejemplo
Por ejemplo, si yo te digo la palabra: AMOR, puede que a tu mente te venga la imagen de un corazón o de una persona amada. Cómo te comentaba anteriormente, esa imagen, además, viene acompañada de sus pensamientos, emociones y sentimientos. Ahora imagínate que acabas de tener una ruptura de pareja. Desde este lugar sería probable que la palabra AMOR, te lleve a pensamientos, emociones y sentimientos diferentes que si estás enamorada y esa persona te corresponde. La palabra es la misma, pero en este caso la circunstancia vital del momento modifica lo que significa y lo que nos hace sentir.

Vamos a ir un poco más allá para ver cómo estamos construyendo de cierta manera la forma a la que damos significado a aquellos conceptos que conforman nuestra existencia.
“LA VIDA ES UNA LUCHA” Es una forma común que tenemos de asociar ese concepto abstracto como es “LA VIDA” con algo más concreto como es “UNA LUCHA”. Nos escuchamos hablando con otros sobre cómo nos va la vida: “Ahí vamos luchando”. Algo que parece insignificante y que se dice mucho comúnmente, nos condiciona en la forma y manera en la que te relacionas con aquello que ocurre en tu día a día. Si “LA VIDA ES UNA LUCHA” te deberás levantar por la mañana con los guantes de boxeo puesto para estar preparado para esa lucha, buscar a enemigos contra los que luchar y todo aquello que te cueste alcanzar o crees no poder conseguir, será una batalla perdida. Es más, una identificación directa con el papel de víctima estará garantizada.

Esa es la importancia de darnos cuenta como estamos hablando y conceptualizando infinitud de conceptos; algunos de ellos determinantes para dar significado a nuestra vida, nuestras capacidades como seres humanos y en definitiva a nuestra existencia. Si somos capaces de modificar aquellos conceptos que nos limitan y nos infravaloran, que nos someten y nos provocan un importante grado de malestar, habremos dado un gran paso hacia nuestro bienestar y plenitud en la vida. Así que pon esa atención especial a como hablas, a como te hablas, a como hablas a la vida y descubre: EL PODER DE LAS PALABRAS.
Gracias por estar al otro lado.